Una Familia Indígena
¡Qué contenta se ve esta familia indígena en “Agua Santa”, un pueblecito de montaña allí arriba en los Andes! Tres de sus hijos van al Colegio Adolfo-Kolping donde tienen la oportunidad de aprender un oficio. En la foto se ve a los abuelos y a la joven madre con sus cuatro hijos. No está el padre, ya que muy lejos, en Quito, está trabajanado como peón en la construcción. Allí tiene que vivir en condiciones infrahumanos y sólo puede ver a su familia una vez al mes. Su sueldo mísero a penas llega a cubrir las necesidades mas elementales de los suyos.
La familia vive en una chabola de barro con tejado de paja, al estilo tradicional de la región. Está rodeada por unos terrenos donde cultivan maíz, cereales y habas para el consumo propio. Puesto que no hay posibilidad de riego, dependen completamente de las escasas lluvias. Además, la cosecha modesta está amenazada por las cenizas que el volcán cercano escupe a menudo. La familia tiene también algunos animales domésticos como un cerdo, una vaca, gallinas y cobayas (que en el Ecuador sirven para alimento). En el pueblecito ya hay electricidad, pero existe sólo una fuente de agua única.
La familia habla Quechua, sólo los niños han aprendido Español. Para llegar al Colegio los niños tardan unos 45 minutos, corriendo monte abajo. La vuelta, monte arriba, les cuesta mas de una hora. Salen de casa a las 6:15 y vuelven a las 17:00, poco antes de anochecer. Jorge y Carlos quieren aprender carpintería, Verónica se está formando en gastronomía/cocina para mas tarde poder trabajar en un restaurante. Lo que los jóvenes más desean es encontrar un buen puesto de trabajo con sueldo fijo y seguro social y poder ayudar a su familia. Entonces su padre podría volver a casa y dejar esta vida humiliante tan lejos de los suyos.